Cuando la mayoría de las personas piensan en el estrés por frío, piensan en las temperaturas gélidas o condiciones de tormenta de nieve. En realidad, el estrés por frío se presenta con mayor frecuencia en la primavera y otoño, en lugar de invierno.
Hay cuatro factores que pueden contribuir al estrés por frío: las bajas temperaturas, los vientos fuertes o fríos, la humedad y agua fría. Un ambiente frío obliga al cuerpo a trabajar más duro para mantener su temperatura.
El aire frío, agua, y nieve extraen el calor del cuerpo. La sensación térmica es la combinación de la temperatura del aire y la velocidad del viento. Por ejemplo, cuando la temperatura del aire es de 40 ° F, y la velocidad del viento es de 35 millas por hora, la piel expuesta recibe condiciones equivalentes a una temperatura del 11 ° F.